Hay personas cuya sutileza es grandiosa. Ésas personas que, mientras tú vives tu vida al margen de ellas, velan cada minuto por ti, por tus sueños y por tu felicidad. Sabes que están ahí, y estás tranquilo porque también sabes que nunca se irán, que siempre estarán bajo tu sombra, peleando contra tus miedos por tu felicidad, mientras tú simplemente disfrutas. Porque sabes que por muy malo que sea lo que te pase, o sea lo que sea lo que tú necesites ella estará ahí, para salvarte. Disfrutas y te olvidas del sufrimiento que causas a esas personas que simplemente tratan de hacerse un hueco en tu vida.
Pero un día te despiertas y ya no hay nadie que desee estar a tu lado. No hay nadie que llore de felicidad cuando alcanzas tus sueños y no hay nadie para arroparte las frías madrugadas. Entonces ya no puedes disfrutar tanto porque sabes que te falta algo que probablemente no volverás a tener. Te consuelas pensando que llegará otra persona que ocupe ése lugar...pero no terminas de creértelo porque aunque tú entonces no lo supieras, su sutileza era tan grandiosa como la generosidad de su corazón. Y sabes (porque la vida te lo ha enseñado) que pocas personas existen tan generosas que sean capaces de regalarte su felicidad a cambio de la tuya.
Entonces te maldices. Por haberlo tenido todo y no haberlo valorado, por cuidarte sólo a ti.
"No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes"...Corrección: siempre lo supiste, pero nunca pensaste que lo perderías.
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