martes, 30 de septiembre de 2014

Opositores a la Administración de Justicia; el silencio de los corderos.

Los opositores a la Administración de Justicia; esa especie rara de seres humanos que dedica un mínimo de 8 horas diarias al estudio de la Ley, saborea el café como el mejor de los manjares, siente cierto síndrome de Estocolmo por sus Códigos y grandes dosis de culpabilidad cuando una enfermedad o cita en el médico impide cumplir el planning diario. Ésa especie de ser humano de voluntad inquebrantable que cuenta con dos semanas de vacaciones AL AÑO (y en el mejor de los casos), y es capaz de decir NO una y mil veces a un millón de planes suculentos. Aquel ser extraño que nadie entiende, sino sus iguales, aquel que cree todos los días que detrás de tanta legislación hay un sueño cumplido; que no cesa en su empeño y que tiene todo de lo que tanto se carece hoy en día: fe. Ése ser extraño que se reinventa tras un cante fatídico y que se hace gigante tras cada felicitación del prepa y al día siguiente se come el mundo enclaustrado en esas cuatro paredes comúnmente conocidas como "opozulo". El opositor a la Administración de Justicia, el único ser que es capaz de volver a sentir algo como si fuera la primera vez después de un millón de veces (ya sabéis a lo que me refiero: las visitas al prepa). Un ser capaz de contemplar el asesinato cuando hay alguien impidiendo el estudio, como vecinos ruidosos o invitados en casa...sin ninguna intención de cometerlo. Un ser capaz de echarse a llorar porque se han dejado de fabricar SUS libretas, SUS fichas o SUS subrayadores...

El opositor a la Administración de Justicia, ése ser que ve año a año cómo se infravalora su trabajo diario. Un ser capaz de la enormidad del reto al que se enfrenta, como es una oposición compuesta por 321 temas que van modificándose a lo largo del año, y cuyo acceso es dudosamente justo. Nosotros, que observamos cómo año tras año el Ejecutivo desoye completamente las necesidades de nuestra sociedad, un Ejecutivo que hace caso omiso a la barbarie en la que se ha convertido nuestro sistema Judicial gravemente aquejado por un déficit extremo de profesionales de la Justicia, violando sistemáticamente mandatos constitucionales que garantizan una tutela judicial efectiva.

Opositores a la Administración de Justicia, futuros integrantes del tercer Poder del Estado, el Poder Judicial, que, sin saber por qué, es el que menos recibe con respecto de los demás y el que más necesita. Nosotros, supuestamente amparados por nuestro órgano de gobierno, el Consejo General del Poder Judicial, tan politizado ya que es incapaz de velar por nuestros intereses y, por ende, por los DERECHOS de todos los justiciables.

Y, lo mejor, opositores a la Administración de Justicia, ése ser capaz de conservar sus ilusiones, que cree que un cambio es posible y que no dejará de luchar hasta conseguir todo aquello en lo que cree: JUSTICIA.