domingo, 23 de septiembre de 2012

Así, sin más

Me encanta ver a mi hijo reír, llorar, crecer, aprender besar y mimar. Quedarme un rato mirándolo mientras duerme antes de irme a dormir. Siempre dejo la ropa sucia en un rincón de mi habitación en lugar de echarla en el cesto. Estudio en frente del espejo, en voz alta y siempre con gafas. No me gustan los bollos rellenos de chocolate, pero me encantan las palmeras y los donuts de chocolate. Leo antes de dormir y marco con una hojita de papel las frases que más me gustan. Siempre acabo las duchas con un chorro de agua fría. Me encanta que me den las buenas noches, que me sorprendan y que piensen en mi; que quien lo haga dedique dos minutos de su tiempo para hacerlo. No tengo miego a nada, siempre lo arriesgo todo. Nunca me arrepiento de mis decisiones. A menudo me equivoco. Amo intensamente. Agoto todas mis posibilidades, lucho hasta el final, para que nunca tengan que atormentarme las preguntas..¿y si lo hubiera hecho de otra manera? o pensar que he perdido la oportunidad de mi vida. Por eso olvido rápido. Creo en el amor de verdad, el que es para siempre, el que paraliza el corazón con una mirada. Pienso que hay historias que no vale la pena recordar, pues no hay ni un sólo momento que consiga arrastrarte al principio de nuevo. Soy adicta a la cerveza, a los zapatos y a los vestidos. Dos y dos no son cuatro. Sólo hay una persona en el mundo que me conoce plenamente, y ésa es mi madre. Me ducho siempre justo antes de salir de casa, aunque sea la tercera vez del día, aunque sea para pasear al perro o comprar el pan. Tengo pocos pero grandes amigos, que no importa si dejo de verlos uno, dos o cien años, porque siempre seremos los mismos. Nunca salgo a la calle con gafas. Me gusta bailar, reirme y que me acaricien la espalda. Creo que nunca nadie valora nada de lo que tiene. No creo en el arrepentimiento. Me encantan los tallarines del chino y la ensalada de pasta. Mi color preferido es el verde y mi número el 3. No puedo estar enfadada con alguien a quien quiero, aunque no sea mia la culpa siempre acabo llamando. Me gusta hacerles felices, como sea. Todo el mundo se sorprende cuando me conoce. Cuando estoy enfadada escribo todo lo que pienso en un papel, que luego arrugo y tiro a la basura. Nunca es tarde. Cualquier momento es bueno para decir qué sientes, aunque no siempre puedas explicarte por qué.

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