Aquellos días en los que demandaba tu atención con más
ahínco que de costumbre, en los que tú me llamabas pesada y declinabas
mis intenciones con excusas torpes, sólo quería contarte que no
estábamos perdidos; que aún nos quedaba mucho amor por gastar y que tus brazos seguirían siendo el mejor lugar del mundo mundial y alrededores durante muchas vidas más.
Quería decirte que al fin, después de tanto tiempo y
todavía más dolor, había encontrado todas las respuestas que volverían a
reconstruir nuestro mundo derruido. Ansiaba explicarte que ya lo entendía,
que la culpa no había sido tuya, ni mía... que simplemente tú aún no sabías
qué era el amor porque nunca nadie te lo había enseñado. Descubrí que no
era cosa nuestra, sino que simplemente era cosa del dichoso destino, de
la vida -tan insolente a veces-, que no te había dejado experimentar
algo tan grande como el amor. Tan solo era algo que no entendías,
como cuando el físico ilustra al filólogo sobre física cuántica.
Sólo quería decirte que aún no estábamos perdidos y
confesar aquel secreto tan tristemente guardado en lo más profundo de mí:
te quería con locura (como siempre, como nunca). Te iba a decir que te
regalaba todo mi tiempo, mi paciencia y mi corazón mil veces
reconstruido... hasta el día cualquiera en te dieras cuenta de que el
"amor" era exactamente todo lo que yo te brindaba. Deseaba explicarte que estaba
dispuesta a esperarte y a volver a partirme en mil pedazos tantas veces
como tu ajeno corazón necesitara.
Pero entonces, aquellas palabras tuyas, arrasaron por
completo con mis fantasías; cortaron esa ya deshilachada cuerda que peleaba sin descanso para unir mi corazón a
la esperanza de que al fin volvieras...
Y así fue como al final el silencio nos ganó la última
batalla. Recogí mis filosofías, mis falsas ilusiones y tristes esperanzas vacías con la única certeza que
me habías regalado: tan solo eran excusas a las que poder agarrarme
cada vez que con tus actos me gritabas que no me querías.
Y con todas esas ilusiones, esperanzas y fuerzas... volví a empezar. Como siempre, como nunca.
Y con todas esas ilusiones, esperanzas y fuerzas... volví a empezar. Como siempre, como nunca.
muy lindo!
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