Te amo cuando ríes, cuando lloras
y cuando me sorprendes. Te amo cuando tocas mis cosas, me desordenas el
escritorio y cuando me ensucias la ropa. Te amo cuando me quieres, cuando te
enfadas, cuando no me hablas y cuando me susurras al oído. Te amo cuando te
confieso mis secretos y cuando tú confías en mí y me cuentas los tuyos. Te amo
cuando enloqueces, cuando me haces enloquecer y cuando enloquecemos juntos. Te
amo cada día, cada hora y a cada instante. Te amo cuando me sigues, cuando me
huyes, cuando te escondes y cuando me encuentras. Te amo cuando me cuidas,
cuando me eliges la ropa y cuando me abrazas porque sí. Te amo cuando me
preocupas, cuando me mimas y cuando me acaricias. Te amo cuando me enfadas y
cuando te enfadas. Te amo cuando me dices que ya no quieres dormir conmigo y te
amo de nuevo cuando a mitad de la noche te acurrucas a mi lado. Te amo cuando
te sueño y cuando me necesitas. Te amo en cada amanecer, en tu primera mirada
de la mañana y en la última de cada noche. Te amo cuando pataleas, cuando me
sacas de quicio y cuando paseamos juntos. Te amo cuando no me haces caso,
cuando me desobedeces y cuando me pides perdón. Te amo cuando no estás, cuando
me echas de menos y en cada reencuentro.
Te amo así, tan dulce, intensa,
simple, fiel y eternamente como sólo una madre es capaz de amar.
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