sábado, 2 de septiembre de 2017

Respira

Lo intentas. Una y mil veces. Pero no hay nada que puedas hacer, ya ni siquiera el aire te alcanza. Estás vacía. De repente la oscuridad, el limbo, la pérdida.

Necesitas algo, o más bien a alguien. Una mano - ya da igual la de quién-, que te haga sentir que tú eres aire, luz y olimpo.

Y descubres que es por eso por lo que tenemos dos manos.

Te necesitas.

Date la mano.

Y respira.